Cuando dejo de prestar atención, a la vida que te rodea.
Cuando dejo de pensar en lo que pasa y ordeno lo que pienso.
Cuando pierdo el tiempo en pensar el cosas que a casi nadie importan, pero son necesarias porque a alguien tiene que importarle si no el mundo se iría abajo.
Cuando pienso que la vida es cómo un sueño y en ese sueño voy en un tren, en el que vas de parada en parada sin fijarte ni detenerte en lo que pasa alrededor, ni en lo que te rodea, ni cómo es el paisaje, simplemente miras hacia delante, tampoco te interesa mirar a los pasajeros excepto cuando alguno de ellos se sienta a tu lado y su camino o tu camino se cruza con ellos.
Entonces cuando pretendes recordar algo lo vez todo borroso, por no haberte parado a pensar antes en cómo era aquél tramo de la vía por la que el tren pasaba en aquél momento que intentas recordar, quizá hay veces que no tengas que pararte a pensar en lo que son, si en ese caso es así puedes seguir adelante pero en el futuro se te volverá a plantear esa misma ocasión, tarde o temprano, entonces
Pero… entonces… ¿tienes que acordarte de todo el recorrido, de toda la gente que se ha sentado al lado tuyo y de todas las veces que has mirado hacia delante?
Supongo que en eso es lo que consiste hasta que llegue el final de mi trayecto en el tren… no sé si tengo ganas …
1 comment:
Bonita metáfora de la vida y muy acertada, además, consigue que te plantees cosas del día a día, creo que a partir de mañana voy a tratar de dejar de obsesionarme con las metas y fijarme más en el camino y las personas que viajan conmigo. Carlos
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