Por favor, dejad de serlo, vuestras manías hastían el estrambótico y espontáneo fluir de las vidas del resto de la humanidad.
No quisiera ser cínica pero de ese tipo de comportamientos e incluso algunos menos rígidos surge la separación y los prejuicios. ¿Hasta qué punto es bueno disgregar a la sociedad, y crear un ambiente competitivo y frígido? ¿Qué ganamos al fin y al cabo?
Desde luego, no a ser mejor persona.
El purismo, la perfección, lo único... rasgos sobre valorados. Está comprobado que la lucha para alcanzarlos a la humanidad no le sienta bien. Nuestra imperfección y espontaneidad lo rompe continuamente, por más que alguien se esfuerce en brillar en una aptitud siempre va a descuidar otras. Es inevitable obviar tu lado humano para dar paso a la máquina, por no decir, que cada vez la sociedad es más animal y menos persona.
Y sin embargo, son esos rasgos que nos han enseñado a intentar conseguir, características que componen la zanahoria enganchada en la caña que persigue la liebre.
A esa liebre finalmente se la comerá un lobo. Os aviso.
¿Qué tal si aprendemos un poco a aceptar nuestra naturaleza y empezamos a vivir con conocimiento de clase?
No me gusta ser tan directa, pero me gusta aún menos observar cómo se desvanecen los sentimientos bajo las obsesiones de unos pocos.
No sois perfectos. Lo siento.
He dicho.
Rather than senses and feelings.
"En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que ese fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que sólo espera que regrese la vida."
(Roberto Iniesta - El viaje íntimo de la locura)
(Roberto Iniesta - El viaje íntimo de la locura)