22 June, 2011

Vaivén.


Abro la portada, y veo una sinuosa imagen de una locomotora de tren, parece una estación, deslizo la contra portada y empieza la función... pero sólo alcanzo a leer la primera línea, apenas.

El ánimo no llega más de la primera página de la historia, quizá sea porque tú me lo regalaste, quizá sea porque es la única cosa que te he pedido en vida, o quizá sea porque nunca acabaste de leerlo, recuerdo que no te gustaba mucho la historia, porque no era de tu estilo, y me da miedo que a mi no me guste, aunque lo veo difícil, siendo un escritor que no suele defraudarme... pero tengo miedo, ese miedo irracional a lo desconocido, y las circunstancias no lo arreglan.

¿Cómo se puede alvergar preocupaciones cuando aparentemente no las hay? Creo que son ese tipo de preocupaciones las que hace que la vida tenga salsa.

Y aquí estoy yo, de repente, y porque sí. Improvisando.

Mientras en mi cabeza resuena otra vez ese primer párrafo .


"Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nade descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio."


Es como si las hojas del libro me acariciasen sutilmente el corazón con su ligero vaivén.


P.D: Fin de exámenes, en standby y viendo Game of Thrones, me gustan estos dias... nunca hay uno igual que otro, nunca pasa, pero estos en especial.


Un saludo en especial.

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